Fue por el mes de septiembre del 2014, hace justo un año. Se celebraba el festival internacional de cuentacuentos "Tutú Marambá" en la provincia argentina de Misiones, y yo era uno de los integrantes de aquella caravana de acentos diversos que itineraba de pueblo en pueblo como un circo.
Pero nosotros no llevábamos carpa, ni lonas, ni trailers cargando con jaulas y cañones para disparar al hombre bala. No hacía falta.
En aquella furgoneta en la que viajábamos apretujados había espacio de sobra para el guisante de Luciana, el garbancito de Josemi, el diablo de Maite y Miel, el sapo de Gricelda y la gallina de Darwin; ni hablar de los ratones de Roberto, el elefante de Aldo, la mariposa de Alejandro, el chivo de Nora y los abuelos de Claudio. Aunque de vez en cuando había que abrir las ventanas para que salieran las notas de Carlos y Rubén, el fuego de Micaela y las palabras de Paula, que de tanto decir "caca" apestaba el vehículo.
Lo que no sabíamos es que esos dos chicos infiltrados, Luciano y el Chino, los de la cámara, iban a hacer algo tan hermoso como este video que os comparto.
Dicen de nosotros, los cuenteros, que podemos hacer visible lo que no lo es. ¿Será cierto? De todos modos, qué bueno que existan los artistas del video para volver a ver y escuchar a estos amigos.
Comprobarán que la gente lo pasó bien, pero no alcanzan a imaginar cómo lo pasamos nostros.
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